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PASTORES TORTUGUEROS



Pastores tortugueros

13/01/2014
La primera brigada canina medioambiental de Europa funciona en Girona. Buscan galápagos, lobos y osos

Desde que se conoció que Serrat fue sexador de pollos se sabe que hay profesiones curiosas, pero la de ‘Sira’ es de las más estrambóticas que existen. Es especialista en buscar tortugas mediterráneas en la selva impenetrable de matorral y monte bajo de la sierra de la Albera (Girona). Algo así como un agente especial, un SWAT del bosque. Solo trabaja 40 minutos seguidos, descansa durante días y es una de las pocas de su especie en hacer ese trabajo. Porque para rematar el cuadro, ‘Sira’ es un perro, un pastor belga negro concretamente, uno de los seis canes de la primera brigada canina medioambiental de Europa, una especie de escuadrón ecológico formado en Cataluña.
La tortuga mediterránea, en peligro de extinción en la actualidad, es un animal de sangre fría, así que cuando las cosas se ponen feas, cuando la temperatura baja de 17 grados, por ejemplo, se entierra, se acurruca y espera a que escampe. Si se tiene en cuenta que, además, la vegetación bajo la que vive es una red tupida por la que es difícil siquiera andar, el trabajo de ‘Sira’ y de sus compañeros no es moco de pavo. Sus números los convierten en una especie de delantera del Madrid perruna. En una batida de una finca de 100 hectáreas que duró cinco días, ‘Sira’ y los suyos encontraron 42 tortugas. En ese mismo tiempo, los humanos dieron con cinco.«Son tremendamente efectivos», dice el guía de la Unidad Canina de Conservación de Fauna y Flora, Albert Villadrell.
Los animales utilizan su instinto cinegético, pero no trabajan para cazar, sino para salvar animales. En realidad, curran para el centro de recuperación de la tortuga mediterránea, un organismo que se creó en 1984 y que defiende de la extinción a este pequeño animal de 25 centímetros y que tiene en la Albera una de sus pocas colonias naturales. Al dar con las tortugas, científicos como Villadrell pueden elaborar censos, seguimientos, etc. En su custodia del territorio, certifican si en las fincas viven tortugas para priorizar su conservación o evitar, por ejemplo, los desbroces con tanqueta que las ponen en peligro. Las ‘testudo hermani’ son la única especie de tortuga terrestre que se encuentra solamente en Europa y la depredación de sus nidos, además de su uso como mascota, las han puesto al borde de la desaparición. Albert Villadrell, de 32 años, puso su conservación en su punto de mira. Ingeniero Agrícola y Forestal y licenciado en Ciencias Ambientales, decidió hacer su tesis sobre esta población y pensó en usar los perros como aliados del medio.
Su aventura comenzó hace cinco años y hoy son seis animales que maneja junto a otros dos guías. Juegan a favor del equipo los 200 millones de terminaciones nerviosas del sentido del olfato de los perros (los humanos tenemos solo 5 millones) y su tendencia a divertirse. Para buscar animales, no hace falta que el perro sea de una raza en concreto. Vale cualquiera. «El trabajo tiene que resultar agradable para el animal. Es un juego. Cuando encuentra lo que busca, ‘Sira’, por ejemplo, recibe una pelota como recompensa. Otros, un trozo de salchicha de Frankfurt. Se están «divirtiendo».
El entrenamiento comienza cuando los perros han llegado a la edad madura y Villadrell insiste en que se trata de «educación más que adiestramiento». Para distinguirlos, explica que entre ellos hay la misma diferencia que entre ir a la universidad o alistarse en el ejército. Cuando están preparados para salir al campo, los perros trabajan en tiempos cortos y con descansos largos. Son una suerte de controladores aéreos. «Podrían pasar horas en el trabajo, pero solo son cien por cien efectivos los primeros 50 minutos» admite el guía.

Tras un pelo
Una vez que el animal consigue ser un experto buscador de un olor, puede buscar más. Algunos perros de trabajo de la policía buscan drogas y también personas. Recientemente, varios de sus miembros se entrenaron para buscar nidos de galápagos en los parques de Montgrí, Les Medes y las Bardenas Reales. La tarea es imposible para los humanos: los huevos están enterrados a más de diez centímetros bajo la tierra y en ocasiones están tapados por arcilla seca.
Otros han trabajado buscando restos de pelos y excrementos de osos y de lobos en Cataluña y Asturias, una tarea muy útil para certificar las muertes de animales que reclaman los ganaderos. En el futuro, los perros de Albert y los suyos van a dar el salto a un nuevo negocio: buscar plantas en peligro de extinción. Su próximo objetivo serán algunos tipos de orquídeas.





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