Nuestra sociedad urbanita, tecnológica, informatizada, no consigue impedir que un mamífero a cuatro patas de tamaño mediano siga haciendo de las suyas, esto es, estragos en cultivos e incursiones incluso en ciudades. “El jabalí es un problema, y entre todos podemos encontrar soluciones para minimizar su impacto, Pero no lo eliminaremos. El problema no lo solucionaremos. Hemos de convivir con él.” Así de contundente, y de modesto, se expresó Ignasi Planas, jefe del servicio de gestión ambiental del Ayuntamiento de Terrassa, en la mesa redonda “Com solucionem el problema dels senglars?”, que la Fundació Sant Galderic organizó en su sede, como primer acto de su festividad.
PROTECCIÓN IMPRESCINDIBLE
“Hoy en dia, si no tienes una protección contra el jabalí, en Terrassa, no se puede hacer de agricultor”, expresó uno de los diez profesionales del sector que existen en la ciudad “No puedes permitirte el lujo que, un día, te entre un jabalí y te destroce el cultivo”. Y la caza, explicó también desde el público Francesc Closa, “no funciona. Cada vez hay más animales. El jabalí tiene una estrategia reproductora brutal. Lo reaprovecha todo. No tiene gusto amargo. Llevamos cazándolo desde hace muchos años y no estamos consiguiendo hacer nada”.
Las autorizaciones para realizar batidas, además, “son dificiles de gestionar”, recordó Planas. “Deben mobilizar una cantidad ingente de personas, cuerpos de seguridad, cortes de carreteras, carteles, y a veces los resultados son pobres”. Y los jabalíes, también en el término de Terrassa y adyacentes, están experimentando una espectacular expansión
demográfica. “Inicialmente solo se movían en zonas forestales, pero cada vez es más normal encontrárselos en carreteras y barrios periurbano de las ciudades.”
Una medida es el control de los alimentos que actúan como focos de atención y los contenedores de residuos. “Los Jabalíes son muy espabilados y saben tirar los contenedores para hacerse con la comida.” Otra, dificultar su acceso desbrozando los espacios periurbanos y forestales, torrentes y rieras.
Encarna Casas, técnica del departamento de sanidad y anatomía animales de la facultad de veterinaria de la UAB, explicó el proyecto de immunocontracepción, que lleva ya 53 animales vacunados “y que está demostrando que funciona”. Se trata de capturar jabalíes y administrarles la vacuna de una vez GonaCom, desarrollada por departamento de agricultura de Estados Unidos, que reduce el tamaño de sus testículos. “No es la solución definitiva, pero sí un paso más.”
Oriol Prado, técnico de Faunatek, explicó las vallas cinegéticas que produce esta empresa. “Muy importante: la valla ha de estar enterrada a veinte o treinta centímetros. En caso contrario, el jabalí excava, pasa por debajo y entra. Y la puerta no la podemos enterrar.”
Una variante son las vallas eléctricas, “más baratas pero que necesidad más mantenimiento por el crecimiento del herbario”. Y para daños ocasionales o concentrados en el tiempo puede recurrirse a los disuasores olfativos (olores desagradables) aunque “solo pueden aplicarse dos o tres meses, porque el jabalí acaba acostumbrándose”.
En el intenso coloquio posterior –el acto duró dos horas–, surgieron temas insospechados. Un asistente denunció que en la zona de les Carbonelles hay muchas fincas pequeñas abandonadas, propicias para los jabalíes. “Si un propietario tiene un bosque y en él se esconde el jabalí, el Ayuntamiento no puede hacer nada, a menos que surja un problema de salubridad”, explicó Planas. Y solo en les Martines hay más de doscientos propietarios. Otro payés señaló que puede matar cuatro o cinco jabalíes en una noche, “pero en casa solo tengo nevera para dos”. Y se recordó que Catalunya exporta carne de jabalí a Alemania. Y también, en otro momento, se habló de un jabalí “megamacho, un bicho imponente, que lleva gps, y no se mueve de los torrentes de Matadepera”. Glups
Envalentonados
El número de incidentes con jabalíes ha ido aumentando en los últimos años. Si en 2011 se registraron solo dos avistamientos en la vía pública, en el pasado año fueron dieciséis. También en 2016 hubo catorce accidentes de coche provocados por jabalíes, veintitres avistamientos en total, y dos ataques a personas. En Terrassa, donde más jabalíes se han visto es en el barrio de Roc Blanc, la zona oeste, “extrañamente, porque es un sector muy urbanizado. Cada vez, el jabalí tiene menos miedo. Terrassa no es un caso excepcional”, afirmó Planas.
Santi Palos
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