Ha estado relacionado con la caza toda su vida. ¿Cómo arrancó la historia?
Por la afición de mi padre. A partir de aquí participé en muchas competiciones decantándome por los perros de muestra. En realidad el auténtico protagonista en el mundo de la caza es el perro. Todo funciona a su alrededor y de él depende el éxito o el fracaso en un campeonato.
Entonces, la clave es tener un buen perro...
Es fundamental, como los profesionales o conductores que se encargan de amaestrarlos para la caza. Pueden ganar bastante dinero. Algunos propietarios no saben hacerlo y desaprovechan la calidad de sus perros.
¿Con qué perro se podría ganar seguro?
Depende también de lo que se vaya a cazar. No es lo mismo la perdiz que el conejo. Por cuestión de terreno y otras circunstancias. Los Fórmula 1 de la perdiz, por ejemplo, serían los británicos Poitiers y Setters. Están muy por encima del resto. Después también tenemos el perro continental y destacaría el Braco y Drahthaar alemán y el Bretón español. Yo soy un gran fanático de los perros de muestra.
¿Cómo empezó a gestarse la Sociedad de Cazadores de Campoamor?
En los años 70 y 80 un grupo de amigos nos reuníamos para ir a cazar por libre, en los denominados ‘cotos de caza'. Por ejemplo donde ahora está el Ikea. No existía ni Badia. También en zonas de Sant Julia y Can Deu o en el barranco de Sant Oleguer delante de la actual Bassa. Incluso en La Salut. Yo también fui a cazar por mi cuenta durante 22 años a Monzón (Huesca) porque allí había mucha perdiz. En 1992 fue cuando decidimos fundar la entidad y llegamos a alcanzar los 230 socios en su época de mayor esplendor.
Sabadell y en concreto la S.C. Campoamor fue pionera en la implantación del Sant Hubert en Catalunya. Un certamen muy especial por sus características, ¿no?
En su momento luchamos mucho para que se disputara ante la negativa de la Federació Catalana. En los primeros años se hizo en la entonces Granja del Pas; ahora se celebra en el Parc Central del Vallès. Sí, es un campeonato con unas reglas muy concretas. Diría que de salón. En cada hectárea se colocan dos perdices o codornices y el cazador tiene 20 minutos para abatir sólo dos piezas. Si se pasa queda eliminado. Sales con 100 puntos y puedes acabar con -20. Es una modalidad muy bonita. En junio se celebrará en Sant Quirze.
¿Ha perdido tradición el deporte de la caza últimamente?
En el año 92 en Catalunya existían 74 mil licencias y ahora se cuentan unas 52 mil. El bajón se debe a que no hay cantera como suele decirse.
¿Puede influir la imagen de una cierta mala fama?
Sin duda. Nos hemos visto perjudicados por gente que no es responsable. Pero también nuestro gremio es bastante cómodo. En una ocasión se hizo una manifestación en Sevilla para reivindicarnos y de 70 mil afiliados en Catalunya sólo se llenó un autocar.
La famosa foto del Rey Juan Carlos I en Botswana con un elefante...
No hizo ningún favor a la caza entendida como tal. A mí me da vergüenza aparecer en una foto con el 'botín'. Lo que me gusta es competir y apuesto por la caza ética. Para mí la caza es disfrutar con el perro y tener la satisfacción de hacerlo bien.
Con 70 años y todavía en activo. Esto dura hasta el final.
Es complicado porque para cazar la perdiz necesitas muchas piernas. Nos juntamos un grupo de 12, cuatro de Sabadell, y cazamos en diferentes cotos privados. La caza será siempre nuestra vida.
Una larga trayectoria
Fermí Gil. 70 años, casado y con cuatro hijas, llegó a Sabadell con 10 junto a su familia procedente de Granada. Vivió un año en las Coves de Sant Oleguer y después ya se instalaron en un piso del barrio de Campoamor. Heredó la afición por la caza de su padre convirtiéndose en presidente de la ya extinta Sociedad de Cazadores de Campoamor durante 26 años. También ha sido director de competiciones de la Federació Catalana de caza durante 8 años y fue uno de los grandes impulsores del emblemático certamen Sant Hubert, que acaba de cumplir el 25 aniversario de su primera competición. Además, la entidad local se ganó un reconocido prestigio consiguiendo títulos a nivel catalán, nacional e incluso mundial. Jordi González se proclamó campeón del mundo de la competición de perros de muestra en 1995 con un perro alemán llamado «Geisha». Ninguna de sus cuatro hijas ha seguido el camino de la caza, pero Fermí se siente orgulloso de Javier Orte, una especie de ‘ahijado’ al que enseñó muchas cosas y ganó el Campeonato de España.
Pere Figueras
